¿Qué es la biotecnología, cómo se divide y cómo la encontramos en nuestras vidas?

¿Alguna vez te has preguntado por qué las frutas y verduras de los centros comerciales no se descomponen tan rápido como las de los mercados? ¿O te has preguntado cómo es posible obtener sustancias que producimos en nuestro cuerpo como la insulina y que ahora podemos administrarla a las personas enfermas de diabetes? O más fácil: ¿Sabes de dónde provienen el yogur, el vino, la cerveza o el pan de dulce que cenamos por las noches? La biotecnología es la responsable de todas estas creaciones, y de muchas más. Desde los inicios de la cultura nos ha acompañado y hoy más que nunca hemos sido testigos de su alcance con la creación de la vacuna contra el SARS-CoV-2.

La biotecnología consiste en un conjunto de técnicas que involucran la manipulación de organismos vivos, sus componentes celulares o su material genético para producir, desarrollar u obtener productos de interés para el ser humano (Newell & Burke, 2000). Sin embargo, aunque esta definición parece complicada, la biotecnología tuvo sus orígenes miles de años atrás. Esto significa que el ser humano siempre ha usado los organismos vivos para su provecho, aunque no sea consciente de su existencia. Por ejemplo, culturas como la egipcia, griega o china fueron las primeras en crear alimentos como el pan, queso o vino. Pero ¿cómo fue esto posible?

Lo que los pobladores de estas civilizaciones hacían era “fermentar” los alimentos y bebidas, un proceso en el que estos son producidos mediante un crecimiento microbiano (Dimidi et al, 2019). Es un hecho que no tenían idea de que la presencia de estos microorganismos era la responsable de la creación de estos productos, sin embargo, mediante la mera observación y costumbre, es que hoy tenemos estos alimentos en las puertas de nuestra casa. Lo mismo funcionó con los vegetales, ya que el hombre ha utilizado la “crianza selectiva” para mejorar la producción de cultivos y ganado para propósitos alimentarios (Thieman & Palladino, 2010). Es decir, los antiguos pobladores elegían los alimentos con el tamaño, sabor y/o apariencia que deseaban y se encargaban de propagarlos de tal forma que con el paso de los años estos alimentos mantenían dichas características hasta el punto de convertirse en una versión mejorada. Así, a través de generaciones y generaciones, fuimos teniendo frutas, verduras e incluso animales de granja ideales en todos los aspectos para nuestro consumo. Pero, tenemos que resaltar que hasta este punto hemos estado hablando de cientos o miles de años. Una vacuna, por ejemplo, no puede tardar tantos años en ser producida. Entonces, ¿cómo es que hoy en día tenemos este tipo de productos en forma masiva y en tan poco tiempo?

A partir de la década de los 60, surgió un avance exponencial en lo que sabemos de los seres vivos, su composición y, sobre todo, cómo podemos utilizarlos para obtener algún producto de interés. Esto permitió, por ejemplo, aislar características presentes en algún ser vivo e introducirlas en otro que fuera más fácil controlar. De seguro has escuchado sobre peces fluorescentes o frutas sin semillas. Así es como surge este nuevo tipo de organismo, conocido como transgénico, al cual le fue introducido la información necesaria para producir alguna característica de interés, pero que fue obtenida de otro organismo totalmente diferente (Murphy & Carter, 1993). También, es probable que hayas escuchado que estos nuevos alimentos son malos para la salud o que asemejan aberraciones para el ser humano. Nada más lejano de la realidad. Este tipo de opiniones surgieron por la falta de información y el poco interés del público sobre su creación y contenido. De hecho, en varias legislaciones de los países, incluyendo el nuestro, es menester que se etiqueten los alimentos transgénicos siempre y cuando puedan suponer un riesgo para la salud o se haya cambiado el valor nutricional del producto (Thieman & Palladino, 2010). Sin embargo, este tipo de alimentos necesitan menos fumigaciones que los alimentos naturales, además, resisten por más tiempo frescos ¿Y si fuesen más nutritivos y baratos? Al final, es necesario continuar informando del tema y sus grandes beneficios.

Pero la biotecnología no solo son alimentos. Los temas que se comentaron con anterioridad corresponden a la biotecnología agrícola y de los alimentos. También existe la biotecnología animal, la cual utiliza a los animales como fuente de obtención de productos importantes o busca su mejoramiento para tener alimentos con mayor calidad nutricional. La biotecnología forense, la cual permite la identificación de presuntos culpables mediante técnicas novedosas. La biotecnología ambiental, la cual busca procesar y degradar varias sustancias naturales y artificiales, en concreto aquellas que contribuyen a la contaminación del medio ambiente. La biotecnología acuática en la que se trabaja con la acuicultura, la cría de pescado y marisco en condiciones controladas para usarlas como fuente de alimento para su mejoramiento. La biotecnología legislativa, la cual regula procesos como la evaluación de los fármacos en la industria, el control de calidad de alimentos o incluso los procesos de regulación necesarios para hacer pruebas de los productos en pacientes humanos. Y la que ha causado más asombro en la población es la biotecnología médica, la cual permite la creación de fármacos y vacunas para aplicaciones médicas. Si quieres saber más de ellas puedes consultar el siguiente video:

https://www.youtube.com/watch?v=U6z48v5Fr-k

Pero la biotecnología no se reduce solo a ello. Se prevé que en un futuro veremos aplicaciones que podrían recordarnos a la ciencia ficción. Por ejemplo, combatir enfermedades genéticas o acelerar procesos de regeneración no solo de heridas, sino ya hablar de regenerar órganos enteros y así evitar enfermedades como la cirrosis hepática, insuficiencia renal o incluso Alzheimer. ¿Te imaginas un día ir al supermercado, escoger tu manzana favorita, esa de color rojo, comerla y saber que te encuentras vacunado contra la gripe? Eso es la biotecnología. 

En conclusión, la biotecnología se mejora día a día. Sin embargo, si más personas se interesaran por ella tendría un mayor impacto, ya que entre más personas quieran que la biotecnología esté presente en sus vidas, se realizarían más investigaciones y de mejor calidad. Por ello los invito a leer más del tema y apoyarla cuando se generen iniciativas que la involucren. Para esto pueden acceder a revistas de divulgación de biotecnología como Biotecnología en Movimiento perteneciente a la UNAM y en donde se publican los mejores avances actuales de la biotecnología en nuestro país.

Referencias.

McGloughlin, M. & Burke, J. (2000). Biotechnology: present position and future developments.

Dimidi, E., Cox, S. R., Rossi, M., & Whelan, K. (2019). Fermented Foods: Definitions and Characteristics, Impact on the Gut Microbiota and Effects on Gastrointestinal Health and Disease. Nutrients, 11(8), 1806.

Thieman, W., & Palladino, M. (2010). Introducción a la biotecnología (2nd ed.). Perason Education.

Murphy, D., & Carter, D. A. (1993). Introduction to transgenesis. Methods in molecular biology (Clifton, N.J.), 18, 3–5.

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Acerca de nuestro divulgador invitado: Daniel Tapia, estudiante de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en la licenciatura en biotecnología. Actualmente su línea de trabajo comprende el área de biología molecular microbiana.

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Esta entrada es el resultado del taller Escribir para divulgar, donde los participantes han empezado a desarrollar habilidades de escritura, para compartir eso que saben o que les gusta acerca de la ciencia y la tecnología.

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