1. En la mesa de la cocina descansan las frutas. El que espera desespera en aquel camino real, la pera espera su turno para alimentar niños que la odian porque no sabe a chocolate. Podría ser peor, piensa, podría ser la sandía y su rebanada, un pedazo me has de dar. Más difícil de admirar, laboriosa de desmenuzar. O algo más pálido y rugoso, me lo das o me lo quitas, el melón. Mejor quítamelo y me como un bombón.

   1. Sam muchas gracias por tu cuento, es como una canción para niños que no comen fruta, está muy padre.

      1. Graciassss :3 este si me costó trabajo

2. ¡Corre y va corriendo, el joven Pepito de Altzayanca! Nuevamente está esquivando los matorrales y los árboles de tejocote, esperando que su vecino, el malhumorado del pueblo no lo alcance, pues lo ha descubierto dentro de su propiedad contemplando los manzanos que adora dibujar.

   Cuando cree que se ha alejado lo suficiente, escucha una voz familiar que lo llama detrás del que todos van a ver, cuando tienen que comer: el nopal.

   – ¿Qué haces abuela? ¡Me asustaste! -Dice Pepito, agitado.
   – Ay mijo, solo estoy recolectando algo para la cena. -Responde la abuela -Tú tranquilo. El caso que te hago es poco… …¡El cazo! Lo dejé curando en el fogón. Anda, acompáñame. -Continúa exaltada.

   En el camino la abuela lo increpa: – Espero que no hayas ido a molestar a Don Armando. He visto tu cuaderno. ¡Pórtate bien Pepito, si no te lleva el coloradito!
   – ¡Ay no, el diablito!😱 Chilla el jovencito.

   Título: El coloradito

   1. Gracias Jessi por tu cuento, ¿qué te pareció la actividad?

3. El llamado a Cáucaso
   -Esta noche me da mala espina Theo, el viento sopla y el mar está picado. He escuchado rumores que hace dos noches, mientras desembarcaba el navío del Conde, un viejo se puso histérico y comenzó a gritar “aquí viene la señora muerte, la tilica y flaca, la muerte”. Inmediatamente después cayó al mar y no lo lograron encontrar.
   -No te preocupes Aguamala, si mueres lanzaré flores al océano.
   -No debí escucharte, ese cuento de la isla con diamantes es absurdo.
   -Es verdad mi amigo ¿De donde crees que saca su riqueza el Conde? Además, mira, nos protegerá el faro de los enamorados, la luna.
   – ¿Enamorados? Mi único amor es la mujercita del borracho. La botella.
   – ¡Calla! ¿Qué es eso?
   – ¡Se está agitado el agua! ¡¿Qué está pasando?! ¡Prometiste que nada pasaría! ¡Theo!
   -Es un hombre… Es…
   – ¡Viene a nosotros! ¡Es un demonio!
   – Peor, es él…

   Arthur Dent

   1. Gracias Arthur y qué gran trabajo para meter los versos tan natural. El final muy abierto, súper.

4. El árbol mágico
   Gael Velázquez Gómez

   Emilio iba cada crepúsculo a sentase bajo el árbol. Todas las veces decía: el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija, y luego pronunciaba con rima o refrán sobre la cosa u objeto que quisiera y de sus hojas lo sacaba. La primera vez que pronunció su frase le dio una botella porque luego de pronunciar la oración de siempre dijo: la herramienta del borracho y le dio una botella de licor, la segunda vez quiso experimentar y dijo: el que con la cola pica, y le dio un alacrán que lo persiguió por todo el patio de su casa. Emilio no entendía como eso podía suceder pero estaba feliz de que fuera mágico y sabía que solo la magia sucedía en las tardes porque ya había experimentado en las noches y nada pasaba.

   1. Gael qué gran idea de hacer mágicos los versos, gracias por el cuento.

5. Rosa, Rosita, Rosaura.
   La aparición de las trillizas sin guardaespaldas llenó de confusión a todos un 8 de abril. La verdad no estaba seguro de cuál era cuál. Pero ese día las tres iban caminando hacia el árbol de la noche triste, trayendo el para sol y el para aguas. Casual aquí venía la señora muerta, la tilica y flaca; buscando su objetivo entre la multitud. Con puñal en mano, vestido de diablo buscaba problemas sobre el barrio, mi madre siempre dijo que: la mano más larga es la de un criminal, y tenía razón, pues no tuvo dificultad para arrebatarle la guía de los marineros de oro del cuello, a una de las trillizas mientras apuñalaba su pecho. ¡Tonta la muerte!, pues al momento de llevarse a la desangrada, se confundió y se llevó a la ensangrentada por la salpicadura.

   1. Qué gran final Diana, y qué buen uso de los versos, muchísimas gracias.

6. Alimentando el sueño
   Este mundo es una bola y nosotros un bolón. En él camina, cansado, el negrito que se comió el azúcar de un jalón. Aquél para un descanso a buen árbol se arrima, porque buena sombra le cobija.
   Aún hambriento no concilia el sueño, con los ojos mueve la vista y espera desespera, en el camino real la pera.
   Con suerte, colgada al árbol la encuentra y ya consumiéndola se vuelve un dormilón

7. Uriel qué lindo cuento, es en realidad todo un poema, utilizaste los versos muy lindo, muchas gracias.

8. El árbol de la noche triste, donde me iba a llorar, ha crecido grandes ramas que caen acariciando el viento y el suelo. Tú me traes a puros brincos, como pájaro entre rama y rama. El árbol está confundido, esta vez no le traía lágrimas, solo brincos, con sus hojas en el viento lograba articular palabras «Al borracho, mi compañero, ya se lo van a cargar». ¿Ebriedad? No, no son licores, son los vientos, son las aguas, son las estrellas y un nuevo horizonte. Un nuevo mundo, allá, por encima del horizonte, sí, por encima, en los cielos lejanos. Allá, donde se navega sobre nebulosas y galaxias en el panorama multidimensional.
   «Ven conmigo, árbol de la noche triste, ¡Navega conmigo hasta el final!». Él árbol lo pensó un instante, levantó sus raíces y me siguió, hace 7 ciclos que me acompaña, y nuestras aventuras sobrepasan tus máximas expectativas….

9. La Casa del Bosque

   – El que por la boca muere aunque mudo fuere: El Pescado – decía un orgulloso pescador levando en alto su trofeo mientras su hijo incrédulo observaba.
   Salieron entonces del río, camino a casa y mientras avanzaban cayó la lluvia, llegaron empapados a casa.
   La mujer del pescador los vio acercarce a la distancia:
   – Qué les pasa! Para el sol y el agua… un paraguas!… Prenderé la chimenea, vengan, descansen, yo cocinaré…
   Se relajaron, cenaron rico pescado, el cielo se despejó y el joven algo cansado salió al campo, respiró el aroma del ambiente y no se pudo contener…
   – Fresco, oloroso y en todo tiempo hermoso… El Pino.
   Saboreando la frescura se durmió y pronto, entre la espesura y el silencio de los hombres desolados surgió la luna, el farol de los enamorados.

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