Actividad #30 «Detonaciones microtextuales»

Actividades de escritura creativa para jóvenes y adultos.

Imparte: Deniss Guerra

Johan Thörnqvist

Esta semana tendremos tiempo suficiente para nuestro texto, nos volveremos a encontrar con la actividad #31 hasta el próximo lunes 20 de julio, pues nos enfocaremos en responder a los textos que tenemos pendientes.

Para esta actividad les compartiré un par de imágenes que espero nos inspiren a escribir sobre un nuevo mundo.

Actividad #30

Instrucciones

Deberás escribir una minificción sobre un mundo en miniatura que se desarrolla en cualquier objeto ordinario, los ejemplos pueden ser como en las imágenes compartidas, un faro, un hidrante, dos postes de luz, etc. La regla será que deberás dentro de la narración dar a entender el por qué llegó esa sociedad, civilización, mundo, etc. a ese lugar.

No olvides:

  • Título de más de 4 palabras.
  • Cuento de nos más de 110 palabras.
  • Narrar la vida de un mundo en miniatura.
  • Narrar la razón de que se instalaran en tal o cual objeto ordinario.
  • Fecha límite viernes 17 de julio 2020, 23:59 p.m.
  • Subir texto a comentarios.
  • Firmar con nombre o seudónimo.

Recomendaciones musicales

Minificción recomendada

El Mago Natural (tres)

El Mago Natural saca de su pecho un ave Fénix, de sus ojos verdes un mar azul, de las orejas una orquesta sinfónica, de su nariz un bosque tropical, de la espalda un elefante alado, de su boca una galaxia de galaxias, del lunar en la mejilla una diosa de ébano y del pie izquierdo un mundial de fútbol. El público, emocionado, deja escapar bandadas de aplausos que revolotean por el escenario y terminan anidándose en la piel del ilusionista. Éste, complacido, agradece la ovación, hace una venia final y se despierta.

«Aún es temprano -piensa al mirar el reloj sobre la mesita de noche-. Alcanzo a presentar otra función». Cierra los ojos, sonríe, se arregla el corbatín y se queda nuevamente dormido.

Rafael García Z.

12 Replies to “Actividad #30 «Detonaciones microtextuales»”

  1. Los cimientos de una llamarada de petate

    -¡Mira! Mi abuelito me compró un mini mundito, lo puse sobre este libro.
    -¡Wow! ¡Dejame ver!
    -Son de crecimiento rápido.
    -¡Wow! ¡Ya tienen computadoras! ¿Cuánto tiempo tienes con ellos?
    -Llevan cinco días, pero… no lucen bien.
    -¿Por qué lo dices? Yo los veo bien, avanzaron rápido.
    -Si, pero ya se están terminando los recursos que traían, se supone que debían durarles hasta la edad del silicio cristalino, pero así no van a llegar.
    -Que raro, un primo tuvo uno que alcanzó una civilización de grado III.
    -Además, sus caritas se ven tristes. Le diré a mi mamá.
    -¿Y qué libro usaste?
    -Uno viejo, se llama la riqueza de las naciones.

    Arthur Dent

    1. Arthur, fanulosa historia, rescatas en detalles mínimos cuestiones bien importantes de nuestra sociedad, el progreso excesivo, y el consumo en exceso. El final es fabuloso, me recordó a los dinosaurios que pones en agua para que vayan creciendo, es como si el libro hubiera hidratado la ciudad con sus conflictos. Genial, muchas gracias.

  2. «¿Qué hay más allá?»

    – ¿Qué pasa, Asper? ¿Por qué tan taciturna?
    Asper miraba sin mirar el pequeño lago turbio frente a ella
    – No lo sé, tengo la misma pregunta que se ha formulado cada forma de vida inteligente en el universo
    Tonterías- Dijo Fusari- Yo en tu lugar estaría orgullosa de ser descendiente de los fundadores de este mundo, muy pocos se arriesgaron a la expedición y mira qué paraíso encontraron, tenemos montañas de comida, ríos de café y jugo, islas de frutas, preciosos paisajes.
    – A veces despierto con una terrible pesadilla por las noches
    – Asper, deja de alimentar tu imaginación con esas terribles historias, ven vamos a nadar.
    Samudra llegó a casa, vio con tedio la montaña de trastes y se dispuso a lavar.

    -Ajelet-

    1. Creo que me gustaría cambiar el final xD
      Samudra llegó a casa cansado, vio las montañas de comida, los ríos de café y jugo del desayuno de hace unas semanas, dos manchitas cafés sobre un plato que frotó con el pulgar, suspiró con tedio y lavó los trastes.

      1. Ajelet, aceptado tu nuevo final, me encanta, en efecto le da más sentido al resto de la historia. Me encantó la idea de un mundo diminuto entre los trastes sucios. En final nuevo retomaste unos detalles que le dan un cierre genial a tu texto, pues redondeas con algo que ya habías mencionado como los «ríos de café y el jugo del desayuno».. Me da la impresión que la vida de estos seres es muy efímera. Muchas gracias

  3. La casa de mulecas.

    Una persona iba cada semana al puesto de periodicos para completar la colección «Tu casa de muñecas». Después de tanto tiempo llego la ultima pieza: una muñeca.
    Ensamblar la casa fue facil pero meter los utencilios y mueblecillos le era tedioso. Asi que a su hijito lo dejo armarla, puesto le gustaban los juguetes armables, pero con la condición de no tocarla después. Cuando lo hacia, imagino:
    Una joven cada semana ponia de su bolsillo para construir su casa. Terminada acomodó, con dificultad, los muebles.
    Concluida su tarea se recosto en el sillón y encendio el televisor. Vio una noticia de «quedarse en casa por una pandenia» sin mas acato ordenes esperando eternamente el día de su salida.

    1. Uriel, Muchas gracias, me parece que la idea es muy buena, pero me ha causado algo de confusión, no logró hilar quién hace qué. Te invito a con la misma idea intentes volver a escribirlo, a mí en lo personal me dio la impresión de que la historia de alguna forma la contó una persona dentro de la casita de muñecas, pero creo que puedes darle una mejor estructura. Gracias

  4. Hasta el 20 de Junio del 2020, pensé que ya había vivido todo; el fin del mundo, una pandemia, el nacimiento de un bebé, la muerte de una anciano, huracanes, temblores, enfermedades, todo.

    Lo que, ni en mis más arrojadizos sueños me hubiera imaginado, es que esa mañana la pata de una mosca aterrizaría en el edificio enfrente del mío, y que vería desaparecer en añicos el gigantesco bloque de piedra, bajo la monstruosa y abismal pata de una mosca.

    En menos de una hora, sabría que el fenómeno se reprodujo en 6 locaciones diferentes, correspondientes todas a las distintas patas del endemoniado y gigantesco insecto.

    Pero alguien me explica ¿Como íbamos nosotros a saber que sólo eramos una esferita colgando del candelabro de algún a maldita lampara que nosotros llamábamos sistema solar?

    Ese día los físicos se pararon de pestañas, los terraplanistas aplaudieron y mi madre me exigía que me cambiara de casa. yo pensaba, no ha de que preocuparse, nunca cae la pata de una mosca en el mismo lugar dos veces. Intentando convencerme de que todo esto era normal.

    Salieron las teorías a resonar, Nostradamus ya lo había previsto años atrás; «luego del papa negro pilares con alas se asentaran en nuestra pequeñez» o algo así. En fin, la mosca permaneció ahí una semana, durante la que le corrieron pruebas, se tomaron selfies, colonizaron, incluso hay quienes dicen que empezaron a cocinarla.

    Sin embargo me creerán que cuando la mosca se fue, ¿fue como si nada hubiera pasado?
    es decir, claro que se llevo algunos edificios, los humanitos que se montaron en ella ahora vivirán en moscatopia, pero; aquí en la tierra todos continúan como si nada hubiera cambiado. Es más, todavía les emociona pensar que pronto podrán abitar marte.

    yo lo me pregunto ¿y si es a mosca solo piso la tierra unos segundos que vivimos como una semana? ¿y si somos la lampara de sala de un cuarto oscuro con pésimo gusto? ¿Que pasara con nosotros el día en que alguien decida apagar el interruptor?

  5. La sociedad del café

    Todo empezó con una taza de café. Era temprano, no había dormido bien la noche anterior y recurrí a esa primera taza que cambaría mi vida y la del mundo entero. La experiencia fue tan extraordinaria que no pude conformarme, más tarde, en la calle, compré otro más y de una mejor calidad; así fueron pasando los días, me volví bastante exigente, cada mañana empezaba con un chapuzón a la taza de café y salía de ella nueva y renovada para el trabajo. Al poco tiempo ya no quería ir siquiera al trabajo, de hecho, renuncié, no aguantaba más, sólo quería mis ahora miles de tazas de café. Me imaginaba como un pequeño grano de un olor tan penetrante que te desmayaba, lo deseé con todas mis fuerzas, quería fundar la sociedad del café. Cierto día me levanté y mi tamaño había reducido, las tazas eran gigantescas, incluso cabía dentro de ellas, y fui la más feliz del mundo; poco a poco, con el paso del tiempo, descubrí que en este mundo miniatura habían, otros miles de pequeños cafeteros como yo. La hora más preciada del día era cuando prendían la cafetera y contábamos nuestras aventuras y la historia de cómo cada uno de nosotros habíamos huido de nuestro aburrido mundo para vivir en la sociedad del café. Un día llegó a la cafetera un personaje sumamente distinguido, parecía ser un gran emprendedor y efectivamente lo era, al igual que un degustador exquisito. Nos propuso abrir una franquicia cafetera en un vaso de café para capuchino y eso fue lo que hicimos. El éxito: enloquecedor. Pasaron los meses y todo era extraordinario hasta que de repente, una mañana, en la pequeña calle, junto a nuestro local, me topé con la curiosa escena de un despertador con una taza de café, me pregunté, ¿habrá sido esto un sueño, será una señal? No lo era, resulta que aquel era un obsesionado relojero que se metió al mundo de los relojes y se convirtió en uno de ello, no sabía si preocuparme. Más adelante apareció una tetera viva y pensé… qué será de mí, qué será de mí. Por fin me relajé, convencida de que este mundo era bastante más bueno que mi antiguo mundo, respiré hondo y con una sonrisa en cuerpo y alma sentí como me transformaba en un delicioso café americano sin azúcar.

  6. Canicas
    Me gusta jugar a las canicas, las imagino como pequeños planetas y me pongo a pensar que cuando chocan entre ellas o las agito mucho provocan temblores e inundaciones. Un día estuve mirando fijamente una canica cuyo decorado parecía un pequeño planeta. Entonces, me sentí transportado al interior de esta. Lo curioso es que desperté y seguía en el mismo lugar, pensé que era un sueño hasta que alcé mi mirada al cielo y vi el reflejo del exterior de la canica. Ahora entiendo, no es que fuera transportado siempre viví aquí y ahora veo el mundo como realmente es, una canica. Tal vez si miras una canica con las mismas características fijamente puedas comprender que nuestro planeta no es más que una canica y te preguntes como yo ¿Quién juega a las canicas?

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